domingo, 24 de junio de 2012

MIRANDO AL PASADO BUSCANDO UN FUTURO… (I)


MIRANDO AL PASADO BUSCANDO UN FUTURO… (I)











Me llamo José Conrado. Nací en el año 1960.





Tengo poco pelo


Me pongo rojo con facilidad


Soy constante y bastante cabezota


No llevo coche


Me desplazo en silla de ruedas eléctrica


Soy del Barça


Me gusta el teatro




Y convivo desde que nací, durante 24 horas al día con una distrofia muscular, con la que después de muchos años llegue a hacer un pacto de no agresión:


«yo no me rebelo contra ella, y ella no me machaca mentalmente»


ME ACEPTO COMO SOY. ACEPTO MIS LIMITACIONES, E INTENTO VIVIR COMO CUALQUIER OTRO.


Todas estas, y muchas más, son características que me hacen, un ser único, excepcional, no por lo maravilloso, sino por lo real, porque soy de carne y hueso. Con inquietudes, con ilusiones, con aspiraciones…, y, ¿por qué no?, con mezquindades.


Hasta aquí no he dicho nada que no se pudiera decir de cualquier SER HUMANO. Y esto es lo realmente importante: hablamos de PERSONAS.


Sin embargo, no siempre me sentí persona por encima de todo. Durante mucho tiempo el calificativo que me acompañó fue el de MINUSVALIDO. Echo un vistazo al pasado y recuerdo una infancia melancólica y asustadiza. Entre una timidez innata, un miedo al medio en el que me desenvolvía y un oscurantismo ante una problemática que no entendía:


me caía a menudo,


corría menos que mis compañeros,


me cansaba mucho,


no me gustaba subir escaleras,


prefería quedarme de pie que sentarme, 


andaba como un torero…


Todo esto transcurría dentro de una familia humilde y tradicional. Mi madre tenía los ojos llorosos, mi padre trabajaba intensamente… Ambos me llevaban muy a menudo al médico. Hubo que operarme varias veces


«Ya verás como te pondrás bien. Tienes que poner de tu parte.»


Nadie me habló nunca con franqueza de lo que tenía. Era TABÚ. Yo sabía que algo pasaba… y no era bueno; tal como se estaba viviendo, debía ser muy malo. Y yo me iba montando mi historia. Una historia sin perspectiva, retorcida, como todas las que no son contrastadas ni revisadas con nuevas informaciones.


Los médicos no daban soluciones. No son dioses.


«Se quedará en una silla de ruedas. Prolongue la deambulación lo máximo posible.»


            Empezamos la peregrinación por curanderos ¡en busca del milagro! Grasa de gallina, ventosas milagrosas, gotas de la china, imposición de manos…Y pasta, pasta gansa, mucha pasta… ¿Cuánta gente vive de las miserias de los demás? ¿CUÁNTA GENTE VIVE DE NOSOTROS?


            En definitiva, seguía/seguíamos sin aceptar mi realidad. Mi madre seguía con los ojos llorosos, mi padre seguía esforzándose y pensando en solucionarme el futuro y yo seguía con miedo al exterior. La obsesión por curarme me hacía sentir un ser desvalido, un ser inferior. Si me tenía que curar es que yo era un  ENFERMO. NO CONOCÍA OTRA REALIDAD.




José Conrado Gargamonte
                                 Miembro de la Oficina
de Vida Independiente,
miembro del Foro de Vida
Independiente y Divertad

No hay comentarios:

Publicar un comentario