domingo, 10 de junio de 2012


Autonomía y toma de decisiones por parte
del residente o la persona usuaria

En las residencias suelen ser muy rigurosas en el cumplimiento de las normas –que a menudo han inventado ellos mismos—, sobre todo en las que son de convivencia llegando a limitar la autonomía de las personas, confundiendo las limitaciones de cada cual con algo que deberían aprender para hacer más grato su servicio confundiendo limitaciones con servicio. Si admitimos estas limitaciones de buen grado, ampliaremos así las oportunidades que tienen todos los diferentes discapacitados y diversificaremos los cauces disponibles para que las personas puedan hacer uso de sus derechos y libertades, y un pleno uso de nuestros recursos y, sobre todo, de los recursos humanos.
Se hace necesario promocionar la autonomía de los residentes, y ello obliga a las direcciones de residencia a revisar su  forma de trabajar con los residentes para que sea compatible con el empoderamiento tanto en la residencia como fuera de ella
Esta buena práctica por parte de la residencia –que debería existir, pero no existe— debe buscar aumentar el interés y compromiso en la buena utilización de los derechos de las personas con discapacidad y su relación –claramente mejorable— con ellos.
Hay que diseñar un mecanismo de lógica y sentido común creando o diseñando oportunidades para que cada persona pueda, en la medida de sus capacidades y deseos. Así, por ejemplo,
1. elegir entre varias alternativas, opciones o propuestas;
2. planificar y realizar alguna actividad individual;
3. colaborar en estructuras de participación grupal (más o menos formales) aportando su punto de vista;
Independientemente del grado de apoyo o ayuda o de su situación de dependencia y/o heterónoma, es imprescindible reconocer y hacer posible el ejercicio de derechos de todas las personas usuarias de los Servicios residenciales. Ello supone darles oportunidades de desarrollo personal y de empoderamiento (partiendo siempre de sus características –dimensiones de capacidad personal– y deseos) y definiendo la jerarquía de necesidades de todos las personas con diversidad funcional.

Jesús Córdoba García
Humillados y ofendidos residentes





1 comentario:

  1. Juan Ruiz Ramirez26 de junio de 2012, 9:09

    El yo de la persona es lo ultimo que se pierde, es lo que define a la persona este principio es lo que intentan anular las residencias a traves de sus dirigentes

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