viernes, 20 de abril de 2012

SI YO FUERA UN GRAN LETRADO (VI)


…Y, AL FIN, MI ESTANTERÍA Y LA CORTINA 

Cuando la ignorancia ataca lo que es importante.


En la comprobación por los miembros de Inspección del Servicio de Inspección y Registro del departamento de Bienestar Social y Familia de la Generalitat de Cataluña de los hechos que motivaron nuestra queja, se anota en el décimo párrafo:



Respecte al mobiliari de cada habitación, totes les habitacions disposen de prestatgerías, unes 3 per usuari. La dirección del centre ens va explicar que havien hagut de treure un parell de prestatgeries en una habitación per poder posar les cortines, d’acord amb l’Annex 5.2.4 de la Ordre 15 de juliol de 1987 pero l usuari les va treure.



            Resulta sorprendente el inicio de este párrafo, porque es pura y llanamente una solemne mentira. Dice que todas las habitaciones disponen de tres estanterías, pero esto es totalmente falso. En realidad, la mayoría de habitaciones sólo tienen una, a excepción de algunos de los residentes anteriores a la entrada de la Directora Técnica (por ejemplo, yo tengo once y me ha robado una). Lo que ocurre es que, a toda prisa, la directora colgó dos estanterías en la habitación 409, y fue precisamente ésta la que mostró a las monitoras. Pero cuando una persona ha sido acusada repetidamente de mentirosa quizá fuera oportuno ver todas las habitaciones y comprobar así la fiabilidad de la Directora Técnica del Centre. ¿Por qué no lo hicieron?

 
Foto número 1.— En el hueco que queda junto a la cortina, había una estantería, que la Directora Técnica del Centro sacó. Ésta, que fue la primera, no se hace cuestión: se le propuso ponerla al lado, en la pared derecha, pero no quiso. Ésta si estaría afectada si se instalara la cortina, pero no hay que olvidar que la Directora Técnica del Centro se comprometió a no instalarla. Y, de hecho, se terminó de pintar y los operarios se fueron sin instalar cortina alguna. La aparición de la cortina el 21 de noviembre constituye una mentira clara y rotunda de la dirección de esta residencia. No hubo siquiera un aviso: nada.


Sigue el párrafo con la explicación de la directora, que dice que tuvo que sacar dos estanterías «para poder poner les cortinas», lo cual es una sarta de embustes. A principios del mes de julio la Directora Técnica se avino –finalmente: desde marzo— a discutir qué quería quitar. Quiso quitar una estantería junto a la ventana, y yo estuve de acuerdo, porque me era cada vez más difícil acceder a ella (foto 1). No cuestionó ninguna otra estantería (salvo una propiedad de la residencia). Después pasamos a hablar de la cortina: le dije que no hacía ninguna falta, puesto que ya tenía la persiana. La Directora Técnica dijo: «Mejor. Todo esto que nos ahorramos».

            Al acabar el mes de julio, cuando se pinto la habitación, desapareció una estantería (propiedad mía): la tiró dónde no pudiera alcanzarla. Le pregunté por ella, y dijo que la cambiara por otra, porque era negra. Me ofrecí a buscarle una nueva, y se negó. Pero esta estantería no tenía nada que ver con la cortina, porque la separaba casi la mitad de la pared, quedando en medio una estantería de seis estantes y la nevera (foto 2). La estantería era una pequeña, que hacía juego (por tamaño) con una que tenía enfrente (foto 3). Fue dando largas, hasta que quedó claro que la había arrancado como símbolo de su poder.

Foto número 2.— La foto muestra el lugar de la estantería –de dos cuerpos— que la Directora Técnica del Centro hizo desaparecer con la excusa «de que era negra», y que no volvió a colocar. Excusarse en la colocación de la cortina es un absurdo y un embuste. En la foto se ve la estantería grande y la nevera que separan el lugar de la cortina del lugar donde fue arrancada la estantería (que iba enfrente del lugar de mi escritorio).

Se acabó la pintura, quedando mi habitación sin ninguna cortina.
            El 21 de noviembre al entrar en mi habitación encontré la cortina, le pegue un golpe y se descuajaringó toda. La Directora Técnica –que había mentido al decir que no la colocaría— y la Junta Directiva –¡amparándose en Bienestar y Familia!— me impuso una sanción de 95 euros, que, al no tener ni un duro de cuota de libre disposición, pagaron mis hermanos menores.
            Hacerle caso a una embustera —y la Directora Técnica lo es— conlleva algunas veces el riesgo de faltar por completo a la verdad, aunque se proteja inteligentemente con «la dirección del centro nos explicó».
            Pero el despiste es mayor cuando citan el Anexo 5.2.4 de la Orden 15 de julio de 1987: la hemos leído y releído. Jolín: ¿va en serio? Porque, de entrada, no dice nada de la cortina. Y, luego, serviría para, anexo en la mano, cerrar la residencia y someter a juicio los miembros de la junta, dios no lo quiera.
            La cuestión de las estanterías tiene que ver con las necesidades de cada cual. No sólo las estanterías, sino cualquier cosa que el residente quiera colocar: desde una nevera hasta fotos de chicas (o chicos) desnudas. Lo que pongan es que lo necesitan. La responsabilidad de la Directora Técnica debería ser respetar esto porque el bienestar del residente tiene que ver con ello (aunque otros puedan discrepar de esta necesidad).
Los residentes somos diferentes, y nuestras necesidades son distintas. Pero no es de recibo una Directora Técnica que le importa un bledo las necesidades de los residentes. Una Directora Técnica del Centro que arranca estanterías sin dar explicaciones y coloca una estantería, sin avisar, cuatro meses después de haberse comprometido a no colocarla.

Foto número 3.— En frente de la estantería arrancada, hay otra igual –pero de color madera— que hace juego con aquella, que queda como señal de la infamia. El contenido de la estantería sigue en el suelo de la habitación, esperando que llegue el día en que vuelva a su lugar.
 
 
Me repito: ya lo sé. Pero en el decreto 318/2006 de los servicios de acogida residencial pera personas con discapacidad, se incluye el artículo 9, dedicado a las «actuaciones complementarias a los servicios de acogida residencial», en el que se lee lo siguiente:
La Administración de la Generalidad, como complemento de los servicios de acogida residencial para personas con discapacidad definidos en este Decreto, promoverá los servicios y los programas dirigidos a posibilitar que las personas con discapacidad puedan llevar una vida autónoma e independiente.
            «Posibilitar que las personas con discapacidad puedan llevar una vida autonoma e independiente» es el principal objetivo al que debe aspirar una Directora Técnica: aspirar, pues no esta dicho que lo logré, las residencias han de desaparecer, aunque esté sea otro debate.  Todos –a casi— los residentes tienen heridas causadas por la dirección. La primera tarea de una nueva directora técnica habría de ser restañarlas y contribuir, mientras haya residencias, a lograr esa comunidad en la que podamos apreciar el valor de la tranquilidad. 
Josep Torrell
Humillados y ofendidos,
residentes de Afap


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